Modelo de atención integral en salud
Publication year: 2009
Día a día hombres y mujeres , niños, jóvenes, adultos y ancianos, inician sus jornadas con ilusiones, desafíos, entusiasmo y esperanza, en busca de un mejor futuro con bienestar y desarrollo, enfrentándose a adversidades y desavenencias, cargando una herencia histórica de desigualdad, exclusión y discriminación social. Los guatemaltecos y las guatemaltecas son portadores de derechos políticos civiles, económicos, sociales y culturales entre los que se encuentra el derecho a la salud. Considerar la salud como un derecho individual, un bien común y como elemento fundamental de la seguridad humana, implica generar condiciones en las cuales todos puedan vivir lo más saludablemente posible. Esto significa disponibilidad de servicios de salud, condiciones de trabajo saludables y seguras, vivienda adecuada y alimentos nutritivos. La población del país, se merece la mejor atención posible a su salud, esto significa desarrollar las mejores acciones en promoción de la salud, prevención de las enfermedades, recuperación de la salud y rehabilitación, lo que requiere de un número suficiente de establecimientos, recurso humano, medicamentos y suministros en los servicios públicos de salud que dirijan sus servicios a las persona, a las familias y a las comunidades. Esto, parte por reconocer de que con el nacimiento del nuevo siglo, la población guatemalteca vive los efectos de una transición demográfica, epidemiológica y nutricional, las cuales son condicionadas por un contexto que ha adquirido nuevos matices. Una población que se ha ido envejeciendo, una migración que va avanzando dejando a su paso cinturones marginales en las grandes urbes y familias fragmentadas; Una intensa y desordenada urbanización en la que la situación de riesgo es constante; Una fuerte influencia de las grandes compañías transnacionales; Un crecimiento económico que ha sido lento e inestable; Una crisis económica y financiera que ha alcanzado escala mundial; una constante desigualdad de ingresos en las familias, el elevado desempleo o el aumento de la economía informal ; Una deuda externa creciente y una progresiva degradación del medio-ambiente a nivel mundial, cuyos efectos sitúan a Guatemala en las más altas condiciones de vulnerabilidad. Entender la salud como el producto social resultante de la interacción de estos factores sociales, económicos, culturales y ambientales, requiere de acciones que transformen los determinantes de la salud de la población: Pobreza; Desempleo; Vivienda, Seguridad ciudadana; Etnicidad y ruralidad; medio ambiente; entre otros. Ante este escenario, la salud de la población es afectada no solo por enfermedades infecciosas, nutricionales y maternas e infantiles, sino que ellas, van sumándose otros problemas de mayor complejidad y costo, como el VIH/SIDA, Enfermedades cardiovasculares, obesidad, Cáncer, diabetes, insalubridad Mental, Drogadicción y Violencia. Para enfrentar estos escenarios y contribuir a mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos, es necesario iniciar un proceso de cambio estableciendo objetivos y estrategias apropiadas, con el propósito de obtener mayores beneficios, reducir riesgos y optimizar el logro de los resultados en concordancia recursos necesarios, constituyéndose en un reto que trasciende períodos de gobierno y se convierte en un reto de nación con el propósito de que alcancemos los mayores beneficios en salud de los habitantes de este país. La salud y la vida deben encararse hoy como una finalidad esencial, como un bien a favor del cual hay que actuar de manera explícita y programada. El viraje hacia las urgentes necesidades de las personas pobres y desfavorecidas, invirtiendo en la salud pública y privilegiando programas sanitarios de tipo comunitario y familiares, formas participativas de asistencia, enfatizando la prioridad de la promoción de la salud y la prevención de enfermedades, demuestra que la salud puede progresar incluso donde el financiamiento no es alto, siempre que haya un compromiso del Estado y de la comunidad para crear servicios diseminados y accesibles a todos, para difundir la enseñanza y para hacer frente a las causas sociales de las enfermedades. Es necesario construir una red de servicios que responda a los derechos universales de la salud, con equidad, calidad y humanismo que se fundamente en un contrato social para la salud a nivel nacional pero con énfasis primordial a nivel municipal para fortalecer la gestión territorial de salud.