Las micotoxinas son producidas en el metabolismo de los hongos y causan importantes problemas en la producción animal así como pérdidas económicas, sanitarias y comerciales. Se pueden encontrar en las materias primas que se consumen los animales, en los productos de los animales (carne, huevo y leche) y por lo tanto ser consumidas por el hombre, constituyéndose de esta forma en un problema de salud pública y de salud animal. La más importante es la aflatoxina, debido a que es absorbida en el intestino y causa lesiones hepáticas, renales y al sistema inmunológico. Las micotoxicosis agudas son raras, sin embargo las crónicas son más frecuentes y provocan reducción en la eficiencia productiva. Una de las formas de control de la micotoxicosis, es la de adicionar arcillas al alimento contaminado para secuestrar ciertas micotoxinas y debe ser la más rápido posible, de tal forma que, cuando pasan por el tubo digestivo no sean absorbidas. En el altiplano peruano, existen yacimientos de arcillas 3A-T (Acora, Asillo, Azangaro y Tiquillaca) que pertenece al grupo de las esmectitas y que ha sido consumida por los pobladores andinos con la finalidad de disminuir al sabor amargo de las papas nativas y como medicina popular para el tratamiento de ulceras gástricas y diarreas. Recientemente se han realizado estudios físico-químicos de la arcilla los mismos que indican que se trata de una esmectita de alta pureza y con presencia de enlaces no saturados en su estructura, lo cual hace que tenga mucha afinidad por moléculas polares como el agua y las toxinas. También se realizaron experimentos para demostrar su capacidad secuestrante in vitro y en pollitos que consumen alimentos contaminados con aflatoxinas, observándose resultados satisfactorios. Se concluye que la aflatoxicosis es un problema importante en la avicultura comercial y que la inclusión de 0.05 por ciento de arcilla 3A-T en raciones contaminadas puede ser una alternativa en el control de la aflatoxicosis aviar.