Para los fines de la presente publicación describe las pretensiones de verdad de cinco proposiciones que a continuación se enumeran y enuncian. La primera, afirma que la realidad de la existencia del hombre es el de un ser multidimensional: biológico, social, pensante, afectivo y moral. La segunda, sentencia que la característica esencial del hombre es su capacidad para la acción racional, a través de la cual trata de satisfacer sus necesidades y alcanzar sus aspiraciones. La tercera, postula que en el curso de su acción el hombre se relaciona e interacciona con su mundo, lo transforma y es transformado por éste. La cuarta, señala que la historicidad es una nota constitutiva del hombre, y como tal debe estar presente en toda consideración que con él se relaciona. La quinta y última, afirma que la salud y la enfermedad del hombre son fenómenos inherentes a la vida humana; más precisamente, son formas distintas de existencia de este ser multidimensional: la muerte es la negación de ambas. La crisis actual del cuidado de la salud poblacional en el mundo occidental expresa las grandes limitaciones de las teorías construidas y los modelos oficiales de acción sanitaria diseñados y aplicados desde el inicio de la modernidad, con una orientación positivista y, por tanto, con una racionalidad teleológica instrumental. Esta orientación partió de una comprensión unidimensional de la acción humana, entendida como un hacer que se realiza, exclusivamente, en función de la producción material y el desarrollo técnico de una sociedad individualista. A partir de esta comprensión, dichos modelos privilegiaron unilateralmente los aportes de las ciencias naturales, las tecnologías y, más recientemente, la economía, despreciando la reflexión y la dimensión crítica de la cultura, lo que llevó a una devaluación de los aportes de las ciencias sociales o a su positivización, en el contexto de un mundo en proceso de globalización de las desigualdades sociales. Proceso que ha ingresado en una situación de gran incertidumbre natural y social sobre cómo enfrentar racionalmente, de manera eficaz y justa, los efectos actuales y futuros de las pandemias y el “calentamiento global”. Finalmente, partiendo de las ideas expresadas en el párrafo anterior y aceptando que el cuidado de la salud poblacional oficial se define como “el conjunto de acciones políticas, administrativas y técnicas del proceso de cuidado integral de la salud que la sociedad organiza y dirige, con la finalidad de avanzar en la realización del derecho a la salud de la población, en un contexto sociohistórico determinado”, hemos construido un esquema que pretende interpretar y enjuiciar la racionalidad cognitiva y normativa de dicho cuidado de la salud, en un momento determinado de su historia